miércoles, octubre 04, 2006

Conectividad y Externalidades negativas en Palena



¿Una política seria de conectividad nacional se vislumbra en el horizonte? La contumaz oposición de algunos sectores políticos a la tarea de guardabosques patagónico de Douglas Tompkins ha llegado a su paroxismo nacionalista por éstos días: “…es un comerciante con antifaz de ecologista” ha dicho la UDI. Sin embargo, conviene tener en cuenta el conflicto de intereses en una problemática realista sin ir hacia un escenario que privilegia la antigua doctrina de “seguridad nacional” como algunos sectores de derecha y de la concertación espetan.

El problema? Privilegiar el desarrollo de una extensa zona de innegable belleza natural (casi incólume) lo que evitaría una futura y real conexión de la región de los Lagos con la de Aysén, impidiendo el desarrollo de localidades rurales que están en la actualidad en una condición de supervivencia que no se condice con el avance logrado por Chile (lo que en resumidas cuentas dice bastante sobre la hipercentralización de recursos, y ya no solo en Santiago); O, por otro lado: dar inicio, a partir de ésta conexión, a una posible explotación de recursos que posiblemente irá en aumento a medida que los cortapisas legales se vayan derribando en detrimento de los deseos de Tompinks.


En todo caso el conflicto va más allá de las ideas ecologistas de Tompinks, sean éstas sinceras o no, para mí lo son. El punto por ahora, es la posibilidad real de desarrollo de la región de Aysén, que es por lejos la más aislada del país, lo que redunda en una postración económica y social de sus habitantes menos favorecidos, lo que a estas alturas son la mayoría.

La posibilidad de construir el ansiado camino que complete la columna vertebral caminera del país no es algo que irrumpió repentinamente, siempre se tuvo en cuenta. Sea por fuera, es decir por la costa, alternativa mas amigable y con menos impacto para el parque Pumalín, pero con una serie de trabas en cuanto a tiempo y comodidad al depender del uso de transbordadores; sea por dentro, una vía mas directa pero mas invasiva ycon mayor impacto, a pesar de disminuir la franja -expropiada a éstas alturas- de los 200 metros previstos a 100 metros –lo que permitiría también fracturar en dos al parque, que ya no llegará del mar a la frontera en forma continua-. En ambos casos la disposición de Tompinks es firmar a regañadientes una eventual solución.

Sin embargo, me parece relevante dar cuenta de tanto de los beneficios de la construcción de disputado camino, como de las externalidades negativas – para algunos, la carne con la que se alimentan- que podría entrañar semejante proyecto vial. Es decir: ¿se podrá en una futuro utilizar ésta franja de 100 metros para proyectar líneas de abastecimiento energético, tomando en cuenta las inmensas potencialidades hidrográficas de la Aysén? y con ello ¿se plantea la construcción de la carretera como la excusa perfecta que permita a grupos económicos usufructuar por fin del enorme potencial energético de la zona?; y desde otra mirada ¿se verán efectivamente favorecidos, tanto en servicios como en bienes de consumo, los habitantes de Palena y Aysén?. Sería lamentable que todo un proyecto de conservación de la naturaleza no sea compatible con un desarrollo sustentable de sectores aislados de la población. Pero todos finalmente, todos deben ceder para ganar. A éstas alturas: ¿es productivo pensar en paradigmas Geopolíticos, o es urgente territorializar a partir de las necesidades de la población? Con todo cabe pensar en un peligro siempre latente: Los intereses de mercantilistas que buscan beneficios a costa de cualquier medio, el daño a la naturaleza y a la cultura del hombre.